Más drogas y menos alcohol en la secundaria

11.11.2009 19:32

LAS ADICCIONES DE LOS JOVENES: ENCUESTA OFICIAL EN COLEGIOS DE TODO EL PAIS

Más drogas y menos alcohol en la secundaria








El 11,9% de los estudiantes del ciclo medio dice haber probado alguna droga ilegal. En 2001, sólo lo había hecho el 8,7%. Pero ahora beben menos alcohol y fuman menos cigarrillos. En los colegios privados hay menor consumo que en los públicos. Y las mujeres, cada vez más cerca de los varones.







Gerardo Young.

gyoung@clarin.com






El doce por ciento de los estudiantes de colegios secundarios dice haber consumido drogas ilegales alguna vez. Seis de cada diez ya tomó alcohol. La mitad ha fumado cigarrillos. Uno de cada cuatro asegura que conseguir marihuana es muy sencillo.

Más de un millón y medio de adolescentes volverá en marzo al colegio secundario, o al polimodal o al nivel medio, según como se llame en cada provincia. Tienen entre 13 y 18 años, y muchas cosas en común, como los hábitos de consumo. Los de drogas también los retrata: hoy están más cerca de las drogas ilegales (la marihuana, la cocaína), pero más alejados del alcohol y del cigarrillo. Más afines al consumo son los que van a colegios públicos, pero también los que tienen peor conducta, o los que mantienen una relación distante con sus papás, o los que además de estudiar tienen que trabajar, o aquellos a quienes el futuro se les presenta más sombrío.

La Secretaría de Lucha contra las Adicciones (Sedronar) del gobierno nacional acaba de procesar, a través del Laboratorio Argentino de Drogas —a cargo de Diego Alvarez—, una encuesta que se realizó entre mediados y fines del 2005, en colegios secundarios de todo el país. Consultaron en total a 62.700 alumnos, algo inédito para este tipo de estudios, y sus resultados permiten conocer, además de los índices de consumo, algunas pistas sobre los motivos que acercan a los chicos a elegir las drogas en vez de otra cosa. Aquí las conclusiones de la encuesta a la que tuvo acceso Clarín:

  • El consumo de drogas creció un 72 por ciento en cuatro años.

    La primera encuesta nacional sobre la población de los estudiantes secundarios se había hecho en el 2001 —sobre 32.000 encuestados— y reveló que el 5 por ciento de los estudiantes había consumido marihuana alguna vez, más otro 3,6 por ciento que había consumido otro tipo de drogas ilegales. En apenas cuatro años, ese índice subió un 72 por ciento: hoy el 11,9 por ciento de los alumnos dice haber consumido alguna droga ilegal. Sobre una población de 1.575.000 alumnos —según el ministerio de Educación—, hay 188 mil que ya fumaron marihuana, o aspiraron cocaína, o pasta base, o tomaron pastillas de éxtasis... Entre los alumnos de 17 años o más, el índice trepa al 20,1 por ciento. Es decir, que dos de cada diez alumnos salen del colegio secundario habiendo probado alguna droga prohibida.

    Entre las drogas más consumidas se sigue destacando la marihuana, que ya probaron el 8,6 por ciento de los alumnos. Más atrás le sigue la cocaína (3,5) y luego la pasta base, un deshecho muy nocivo del proceso de elaboración de la cocaína, que en los últimos años ha regado los márgenes de las ciudades como consecuencia del asentamiento de laboratorios clandestinos de drogas. El consumo de pasta base, llamada "Paco", creció en cuatro años un 200 por ciento y hoy ya la han probado el 2,5 por ciento de los alumnos.

    El éxtasis, una pastilla de droga sintética que sintoniza con las fiestas de música electrónica, ganó notoriedad en los últimos años pero sigue siendo, quizá porque es muy costosa, para grupos pequeños: apenas dijo haberla consumido el 1,1 por ciento.
     
  • Toman menos alcohol y fuman menos cigarrillos.

    Reflejo también de los nuevos tiempos, cada vez son menos los estudiantes que fuman tabaco y que toman alcohol. En la encuesta del 2001, se habían reconocido como fumadores recientes (en el último año) el 30,9 por ciento de los alumnos: ahora bajó al 28,6.

    Los chicos hoy empiezan a fumar y a tomar a los trece años promedio. Mientras que los varones y las mujeres fuman igual, ellos siguen tomando más que ellas, una tendencia cada vez menos profunda pero aún perceptible. La bebida preferida por unos y otros es la cerveza —aquí sí hay paridad entre varones y mujeres—, seguida por las bebidas fuertes (ron, whisky, vodka) y en tercer lugar el vino. Un dato que refleja los altos niveles de consumo: el 27,3 por ciento de los estudiantes dijo haberse emborrachado en el último mes.

    Graciela Ahumada es funcionaria de la Sedronar y la responsable técnica de la encuesta. Ella encuentra distintas explicaciones al descenso del consumo de alcohol. Apunta a las campañas oficiales que se hicieron contra las drogas permitidas, pero también, aquí la novedad, a la crisis económica desatada en el 2001: "No es lo mismo que un chico tenga plata en el bolsillo a que no la tenga", razonó.
     
  • Es muy fácil conseguir drogas.

    El 25 por ciento de los estudiantes dijo que era muy sencillo conseguir marihuana. El 13,6 por ciento dijo que era muy fácil conseguir cocaína; el 11,5 que era muy fácil conseguir pasta base; y el 8,9 declaró que era sencillo conseguir pastillas de éxtasis.

    La relación entre el consumo y la facilidad para conseguir cada droga parece evidente. Las drogas más consumidas son las más fáciles de conseguir. Y aquí entran a jugar los vendedores de drogas. El 15 por ciento de los estudiantes dijo que le habían ofrecido marihuana alguna vez. A un 7 por ciento ya le han ofrecido cocaína. ¿Dónde? En primer lugar en las fiestas o los recitales; en segundo lugar en los barrios; por último en la propia escuela.
     
  • Factores de riesgo.

    Los estudiantes creen, en su mayoría, que los chicos que se drogan lo hacen porque tienen problemas personales. Eso dijeron el 36 por ciento de los estudiantes, mientras que otro 23 por ciento sostuvo que lo hacían porque les da placer y se divierten.

    ¿Son esas las razones? La encuesta pretendió encontrar puntos de encuentro entre los chicos que más consumen, para empezar a definir como pueden achicarse los riesgos. Algunas pistas sorprenden; otras no tanto.

    Tener que trabajar además de estudiar, es una situación de riesgo. La encuesta reveló que los que trabajan superan en sus índices de consumo a los que no lo hacen. Y en todos: toman más alcohol, fuman más cigarrillos, consumen más drogas. La situación opuesta es la de los estudiantes que ocupan su tiempo libre haciendo deportes: tienen el menor índice de consumo de tabaco (23 por ciento), en alcohol (48 por ciento) y en drogas (6,5 por ciento).

    También se encontró una relación directa entre el consumo y la perspectiva de futuro de los chicos. Aquellos estudiantes que consideran muy probable que vayan a ingresar a la universidad, tienen un consumo reciente de alguna droga ilegal del 5,5 por ciento. Dentro del grupo que sostienen que la universidad es un camino imposible, el consumo asciende al 14,7. Casi tres veces mayor.

    Hay más motivaciones socioeconómicas. Algunas sutiles, como lo que comprueba la comparación del consumo entre escuelas públicas y privadas, éstas últimas donde se supone que los alumnos tienen un mayor nivel adquisitivo y perspectiva de futuro. En los colegios públicos el 12,7 por ciento dijo haber consumido drogas ilegales alguna vez. En los privados, el 10,5. Esta diferencia, sin embargo, no se advierte en el alcohol, que es consumido por igual en los privados y en los estatales.
     
  • El rol de los padres

    La encuesta midió también el grado de atención que le prestan los padres a sus hijos, en base a preguntas sobre nivel de diálogo, de preocupación, horas de presencia. Y al mismo tiempo la relación que tiene esa atención en el consumo de los chicos. Los resultados son clarísimos: "En los estudiantes cuyos padres tienen actitudes de mayor atención y cuidado, los estudiantes tienen una tasa de consumo de drogas ilegales del 4 por ciento, frente al 18,1 por ciento de los hijos cuyos padres tienen mayor actitud de descuido, indiferencia y desatención", dice la encuesta entre sus conclusiones finales.

    Descuidos personales, factores socioeconómicos y hasta razones que hay que buscarlas detrás del corralito financiero. Todo pesa en los chicos, que crecen y cambian junto a sus hábitos. El alcohol, el tabaco o las drogas también dicen mucho del país que se va construyendo entre guardapolvos.

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